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miércoles, 2 de agosto de 2017

Lucía, de Carmen Cano Membrive

Historia romántica ambientada en una aldea de Serón (Almería), en plena sierra de los Filabres.

Lucia es una huérfana que ha criado el ama de la hacienda, la señora Julia. Desde pequeña, está enamorada del hijo de su benefactora, Arturo, médico de Granada.

Arturo la quiere como una hermana. Pero en una de sus visitas a la hacienda, descubre que Lucía se ha convertido en una mujer y la súbita atracción que siente por ella les pondrá a ambos en contra de doña Julia.

Contiene spoilers

Hay que empezar diciendo que la autora, Carmen Cano Membrive, nació en Los Sapos, la misma aldea que se describe en esta historia, hace más de 70 años.

No es este dato el que más me ha llamado la atención, sino el hecho de que esta escritora aprendió a escribir de forma autodidacta después de haberse jubilado.

La ubicación de la historia nos sitúa, como dice la sinopsis, en un pueblo de la sierra granadina, y nos permite conocer el modo de vida en una hacienda donde no había ni siquiera luz eléctrica. Sus moradores, a las órdenes de la dueña, doña Julia, se dedican a la recolección de productos del campo y a la matanza.

Lucía ha quedado huérfana y es la protegida por doña Julia. Bajo su tutela, aunque no deja de ser una criada más en la hacienda, y gracias al interés de Arturo, el único hijo varón de Julia, recibe una educación que no estaba al alcance de una simple trabajadora en esa época. Arturo le enseña a leer y escribir, le presta libros, revisa los deberes que le pone en cada visita… Aprender de los libros insufla en Lucía un ansia desmesurada por conocer otros lugares, lejos de la hacienda. Sueña con conocer la ciudad, Granada, y desea estudiar enfermería porque Arturo es médico.

Los personajes están magníficamente detallados y quiero que los conozcáis.

Lucía, la protagonista, es una muchacha sencilla que trabaja en la hacienda, con muchos sueños y enamorada desde pequeña de Arturo. Sin embargo, sabe que a doña Julia no le gustaría que ella tuviera una relación con el joven médico, a fin de cuentas no es más que una criada y él es el señorito, un hombre importante. No puede luchar contra el amor, pero sería capaz de renunciar a él por no enfadar a la mujer que le ha dado el sustento y la ha cuidado desde pequeña, porque la quiere como a una madre.

Arturo es diez años mayor que Lucía. Siempre la ha visto como a una hermana pequeña y ha procurado que tenga cierta cultura. En cada visita, le ha ido enseñando a leer y escribir, le pone deberes que revisa a su vuelta. En una de esas visitas, se da cuenta de que Lucía ya no es una niña, ha crecido y se ha convertido en una muchacha preciosa, llena de sueños. Sin proponérselo, se enamora de ella. En contra de su madre, la defiende, la protege y decide llevársela con él a Granada para meterla en una escuela de enfermeras que es la ilusión de la joven. Arturo es un personaje cercano, se hace agradable porque, aunque podría haber abusado del amor que descubre en Lucía hacia él, es un caballero de los pies a la cabeza. A pesar de desear más que nada en el mundo hacer suya a Lucía, reprime sus instintos y se jura que no pasará nada hasta que ella cumpla los dieciocho años. Eso no quita para que se lleve a la muchacha a Granada, a casa de su padre, donde vive, y la convierta en una verdadera señorita, colmándola de regalos y haciéndola estudiar.

Las dos hermanas mayores de Arturo apenas sí tienen relevancia en la historia, salvo para hacernos ver que son unas solteronas. Ellas van de visita a la hacienda siempre que hay vacaciones, pero son incapaces de ayudar en nada, esperan a que las sirvan. Ambas, viven también en casa de su padre y no ven a Lucía con buenos ojos, no entienden que su madre la haya cuidado como a una hija más y, sobre todo, no comprenden que Arturo beba los vientos por una criada desarrapada y pueblerina.

María es la criada más antigua de la hacienda y conoce todos los entresijos de la vida de la dueña, doña Julia. Su intervención en la historia es a veces fundamental para entender lo que sucedió en el pasado.

Pedro es el marido de doña Julia. Médico importante en Granada, se casó muy enamorado de su mujer. Cuando ella decide que debe hacerse cargo del trabajo de la hacienda porque la agobia la ciudad, se encuentra solo y cae en la tentación de tener una aventura con una secretaria. Ese hecho rompe toda su vida porque Julia le abandona definitivamente, sin querer escuchar sus disculpas. Por fortuna, puede tener a sus hijos con él, pero siempre ha echado de menos a su mujer, de la que sigue enamorado a pesar de los años transcurridos. Pedro acepta de muy buena gana a Lucía en su casa y sueña con la boda de la muchacha con su hijo porque sabe que Arturo la ama de verdad.

Julia es el personaje principal. Es una mujer con una fuerza increíble, capaz de enfrentarse sola a todo. Sufre porque tuvo que abandonar a su marido por haberla engañado, y por tener que ver a sus hijos solamente en las época vacacionales, pero es firme como una roca y no da su brazo a torcer, ni en volver junto a su esposo ni, mucho menos, en permitir que Lucía tenga sueños respecto a su hijo, para el que quiere una mujer de su condición.

Lucía y Arturo acaban casándose y teniendo un niño. La vida les sonríe junto al amor de don Pedro y sin embargo ella no es feliz, le falta algo y ese algo es doña Julia. Lucía sólo sueña en volver a ver a la mujer que la ha criado y en reconciliarse con ella. No puede disfrutar de lo que tiene porque el corazón se le parte pensando en lo sola que se sentirá Julia. Desea más que nada que ella conozca a su nieto.

Arturo accede a ir a la hacienda y presentar el niño a su madre. Al principio, doña Julia no quiere saber nada de ellos ni del niño, pero Lucía, con muy buen criterio, empieza a dejar a la criatura al cuidado de su suegra argumentando que van a hacer una visita. Pretende que doña Julia se encariñe con la criatura y lo consigue.

Se trata de una novela sencilla, tierna, sin escenas eróticas, que nos va contando cómo es la vida en una hacienda, las ilusiones de una chica de campo, el amor creciente de un hombre de status más elevado hacia ella, el dolor de un hombre abandonado que aún ama a su esposa y la amargura de una mujer que ha creado una coraza para proteger su corazón pero que poco a poco se resquebraja con la llegada de un nieto.

Realmente, me ha impresionado el modo en que la autora narra los sentimientos de cada personaje.

Un libro que no persigue sino acercarnos a la vida simple de un pueblo y que nos muestra, por medio del romance entre Lucía y Arturo, que siempre hay una segunda oportunidad para ser feliz.

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